Virginia Apgar, nacida el 7 de junio de 1909 en Westfield, Nueva Jersey, se erige como una figura fundamental en la historia de la medicina. Conocida por su frase icónica, “Nadie, nadie dejará de respirar a mi lado”, Apgar dedicó su vida a garantizar que cada recién nacido tuviera una oportunidad justa desde el primer aliento.
Desde temprana edad, Apgar mostró una curiosidad insaciable por la ciencia, influenciada por su padre, un inventor aficionado que fomentó su amor por la investigación. Este interés la llevó a estudiar en la Universidad Mount Holyoke, donde se graduó en 1929, y más tarde a la Facultad de Medicina del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, donde inició su carrera médica en una época en que las mujeres apenas comenzaban a abrirse paso en el campo.
Una carrera innovadora en la anestesiología y la neonatología
Apgar comenzó su carrera en cirugía, un área dominada casi exclusivamente por hombres. Sin embargo, sus superiores vieron en ella un talento excepcional y la persuadieron a cambiar a anestesiología, una especialidad emergente que se convertiría en su campo de acción.
En 1949, Apgar hizo historia al convertirse en la primera mujer en ocupar una cátedra en la Facultad de Medicina de la Universidad de Columbia, un logro significativo que marcó el comienzo de una nueva era en la medicina académica.
En aquellos tiempos, la anestesiología era una disciplina en evolución, y la contribución de Virginia Apgar fue crucial para su desarrollo. Al enfocarse en la anestesia obstétrica, Apgar abordó un área críticamente subexplorada: la salud de los recién nacidos durante el parto.
Observó que la atención neonatal era inconsistente, con resultados que variaban ampliamente dependiendo de la calidad de la atención recibida en los primeros minutos de vida. Esto la llevó a desarrollar un enfoque más sistemático y cuantificable para evaluar a los recién nacidos, lo que culminó en su creación más famosa: el “Apgar Score”.
El “Apgar Score”: una revolución en la medicina neonatal
El año 1952 marcó un antes y un después en la medicina neonatal con la creación del “Apgar Score”. Este sistema de puntuación, simple en su aplicación pero profundo en su impacto, evalúa cinco criterios críticos en los recién nacidos: frecuencia cardíaca, esfuerzo respiratorio, tono muscular, irritabilidad refleja y color de la piel.
Te podría interesar: Mujeres científicas: Dra. Utako Okamoto y el descubrimiento del ácido tranexámico
Asignando una puntuación de 0 a 2 a cada criterio, el Apgar Score permite una rápida evaluación de la salud del neonato, orientando a los médicos sobre la necesidad de una intervención inmediata. Este avance redujo drásticamente la mortalidad neonatal y transformó la atención perinatal en todo el mundo, siendo aún una herramienta esencial en la práctica clínica actual.
El “Apgar Score” no solo salvó innumerables vidas, sino que también cambió la percepción de la medicina neonatal. Antes de su creación, la salud del recién nacido se consideraba un reflejo casi exclusivo de la salud de la madre y del curso del embarazo, con poca atención a la intervención médica inmediata postparto.
Gracias a Apgar, se reconoció la importancia de los primeros minutos de vida como críticos para el pronóstico a largo plazo del recién nacido, impulsando mejoras en las técnicas de reanimación y el manejo del recién nacido en todo el mundo.
Defensora de la salud infantil y la investigación científica
Virginia Apgar no solo fue una pionera en anestesiología y neonatología, sino también una defensora incansable de la salud infantil, particularmente en la prevención de defectos congénitos. Su trabajo con la Fundación March of Dimes amplió la comprensión y el alcance de la medicina preventiva, influyendo en políticas de salud y fomentando la investigación científica en este campo. Publicó extensamente, compartiendo sus conocimientos a través de artículos y libros que siguen siendo referencia en la actualidad.
Apgar fue también una ferviente defensora de la inclusión de las mujeres en el campo científico. Aunque ella misma enfrentó barreras significativas, utilizó su posición de influencia para abrir puertas a las futuras generaciones de mujeres médicas y científicas. Participó activamente en programas de mentoría, destacando la importancia de la diversidad y la representación en la medicina.
Un legado perdurable
El legado de Apgar no se limita a sus innovaciones médicas; su vida es un testimonio de perseverancia, innovación y un compromiso inquebrantable con el bienestar de los más vulnerables. Su contribución a la medicina continúa salvando vidas, y su historia inspira a las nuevas generaciones de médicos y científicos a desafiar los límites de lo posible.
Virginia Apgar falleció el 7 de agosto de 1974, pero su impacto sigue vigente, recordándonos que, en sus palabras, “nadie dejará de respirar a mi lado”. La historia de Virginia Apgar no solo es la historia de una mujer extraordinaria, sino también un recordatorio del poder transformador que un solo individuo puede tener en la medicina y la ciencia. Su trabajo sigue siendo una piedra angular en la atención neonatal, y su legado perdura en cada vida que se salva gracias a su innovador enfoque.
Escrito por Dr. Javier Rivadeneira, Docente/Director de las Carreras de Salud; y Keilly Mabel Espín Mejía, estudiante de Medicina, Universidad Indoamérica.