En los últimos años, la ciencia de la nutrigenómica ha revolucionado la manera en que comprendemos la relación entre la dieta y la genética. Pero ¿hasta qué punto nuestra herencia genética dicta qué alimentos deberíamos consumir? ¿Es posible diseñar una dieta personalizada basada en el ADN de cada persona? Investigadores como Ordovás (2021) y Fenech et al. (2022) han explorado cómo los genes pueden influir en la respuesta del cuerpo a ciertos nutrientes, sentando las bases para una nutrición de precisión.
La conexión entre genes y alimentación
La nutrigenómica estudia cómo los nutrientes afectan la expresión de los genes y cómo las variaciones genéticas pueden modificar la manera en que nuestro cuerpo metaboliza ciertos alimentos (Gibney & Walsh, 2020). Por ejemplo, se ha descubierto que las personas con una variante específica del gen LCT tienen mayor probabilidad de ser intolerantes a la lactosa, lo que significa que su organismo no produce suficiente lactasa para digerir productos lácteos correctamente (Melnik et al., 2021).
Asimismo, estudios recientes han revelado que ciertos polimorfismos genéticos influyen en la metabolización de grasas y carbohidratos. Según Corella y Ordovás (2022), individuos con variantes en el gen FTO pueden ser más propensos a la obesidad si consumen una dieta rica en grasas saturadas, mientras que aquellos con una versión diferente del mismo gen pueden no experimentar el mismo impacto negativo.
Avances recientes en nutrigenómica (2020-2024) La nutrigenómica ha avanzado significativamente entre 2020 y 2024, con investigaciones que han identificado biomarcadores genéticos asociados con el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares (Lopez-Huertas et al., 2023). Un estudio realizado por Zheng et al. (2023) demostró que la respuesta glucémica a ciertos alimentos puede estar determinada por la expresión del gen TCF7L2, lo que sugiere que algunas personas podrían beneficiarse de dietas bajas en carbohidratos para reducir el riesgo de diabetes.
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Otro hallazgo relevante fue realizado por Martínez et al. (2022), quienes encontraron que la metabolización de los ácidos grasos omega-3 está influenciada por el gen FADS1. Esto explica por qué algunas personas experimentan mayores beneficios cardiovasculares al consumir pescado azul, mientras que otras pueden necesitar suplementos para obtener el mismo efecto protector.
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Además, un estudio de Wang et al. (2024) evidenció que la respuesta a la cafeína está influenciada por variaciones en el gen CYP1A2, lo que podría explicar por qué algunas personas metabolizan la cafeína rápidamente sin efectos adversos, mientras que otras experimentan insomnio o aumento de la presión arterial incluso con pequeñas dosis de café.
Desafíos y consideraciones éticas
A pesar de los avances, la nutrigenómica enfrenta desafíos importantes. Uno de los principales problemas es la accesibilidad a las pruebas genéticas y la interpretación de los datos. Como señalan Ghosh et al. (2020), la mayoría de las investigaciones se han centrado en poblaciones europeas, lo que limita la aplicabilidad de los hallazgos a otras etnias.
Además, la privacidad de los datos genéticos es una preocupación creciente. Según Williams y Brown (2021), la recopilación y almacenamiento de información genética plantea riesgos de discriminación por parte de aseguradoras o empleadores. Por ello, es crucial que las políticas de protección de datos evolucionen a la par con el desarrollo de esta ciencia.
El futuro de la nutrigenómica
El potencial de la nutrigenómica es inmenso. A medida que la investigación avance y se integren tecnologías como la inteligencia artificial y el análisis de big data, podríamos ver recomendaciones dietéticas completamente personalizadas basadas en el perfil genético de cada persona (García-Closas et al., 2023).
Además, la integración de la nutrigenómica con la farmacogenómica permitirá diseñar estrategias nutricionales complementarias a los tratamientos médicos, optimizando la eficacia de fármacos y reduciendo efectos secundarios (Ahmed et al., 2024).
Por lo cual, la nutrigenómica está revolucionando la manera en que entendemos la alimentación y la salud. Aunque aún hay muchos desafíos por superar, esta disciplina nos acerca a un futuro donde cada persona podrá recibir recomendaciones dietéticas adaptadas a su genética, mejorando así su calidad de vida y reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas.
Porque cuando se trata de nutrición, el futuro está escrito en nuestro ADN.
Escrito por: MSc. Daniel Herrera Albán, Docente/Coordinador de Laboratorios y Clínica de Simulación Facultad de Ciencias de la Salud y Bienestar Humano; y Paula Sofía Padilla Torres, estudiante de Medicina, Universidad Indoamérica.