Desafío arquitectónico: creación de un Centro de Desarrollo Comunitario
En la Facultad de Arquitectura cada clase es una nueva aventura, y este semestre no ha sido la excepción. Nos encontramos en el emocionante proceso de diseñar un Centro de Desarrollo Comunitario, un proyecto que no solo desafía nuestras habilidades técnicas, sino que también nos invita a reflexionar sobre el impacto social de nuestra profesión.
El diseño de este centro es particular: se trata de una estructura circular que alberga dos edificaciones y una plaza central. Este concepto nos ha permitido explorar y experimentar con una variedad de ideas innovadoras y sostenibles, al tiempo que fomentamos un sentido de comunidad y cohesión social.
La primera etapa: investigación y conceptualización
Analizamos ejemplos de centros comunitarios alrededor del mundo, estudiando sus fortalezas y debilidades. Fue fascinante ver cómo cada diseño reflejaba la cultura y las necesidades específicas de su comunidad. Inspirados por estas ideas, empezamos a bosquejar nuestras primeras propuestas.
La circularidad del diseño no fue una decisión tomada a la ligera. Nos inspiramos en la idea de que una forma circular simboliza igualdad y unidad, conceptos fundamentales para un centro comunitario. La disposición circular no solo promueve la inclusión, sino que también maximiza el espacio, permitiendo una distribución eficiente y funcional de las áreas.
Desarrollo del diseño: dos edificaciones y una plaza
El siguiente paso fue definir las dos edificaciones. Decidimos que una de ellas sería un edificio multifuncional, equipado con aulas, oficinas y espacios para talleres. La otra edificación se destinaría a actividades recreativas y culturales, con un auditorio, una biblioteca y salas de reuniones.
Uno de los aspectos más emocionantes fue diseñar la plaza central. Imaginamos un espacio vibrante y dinámico, un punto de encuentro donde la comunidad pudiera reunirse para eventos, ferias y actividades al aire libre. Incorporamos elementos verdes, como jardines y árboles, para crear un ambiente acogedor y sostenible. Además, pensamos en la inclusión de mobiliario urbano versátil que pudiera adaptarse a diversas necesidades y eventos.
El proceso creativo: desafíos y aprendizajes
Trabajar en este proyecto no estuvo exento de desafíos. Desde equilibrar la funcionalidad con la estética, hasta asegurar que cada detalle cumpliera con los principios de sostenibilidad y accesibilidad. Sin embargo, cada obstáculo superado fue una valiosa lección. Aprendimos a trabajar en equipo, a escuchar y valorar las opiniones de nuestros compañeros, y a ser flexibles y creativos ante los problemas.
Más que un proyecto, una experiencia transformadora
Este proyecto nos ha mostrado que la arquitectura va más allá de la construcción de edificios; se trata de crear espacios que mejoren la vida de las personas. Nos ha permitido entender la importancia de diseñar con empatía y responsabilidad social.
En resumen, la creación de este Centro de Desarrollo Comunitario fue una experiencia enriquecedora que amplió nuestras perspectivas como futuros arquitectos. Nos vamos de esta clase no solo con nuevos conocimientos técnicos, sino también con una mayor comprensión de nuestro papel en la sociedad. Esperamos que este proyecto sea solo el comienzo de muchos otros que contribuyan a construir un mundo más justo y equitativo.
Cuéntanos en los comentarios cuál ha sido tu desafío más interesante como estudiante. ¡Te leemos!
Escrito por Emily Alejandra Cherres Imbaquingo y Emerson Steven Herrera Torres, estudiantes de Arquitectura, y Arq. Daniela Ortiz MSc, docente de Universidad Indoamérica.