El Orden MUUUUUndial (pasto 1)

Imagina un mundo lleno de granjas, donde cada granja tiene sus propias reglas sobre quién se queda con el mejor pasto y quién saca la leche más sabrosa. Ahora, en medio de todas estas granjas, hay una que se destaca por encima del resto: esa es la granja que manda en todo el corral. Esta granja dominante es la que pone el “orden mundial”, es decir, decide cómo se reparte el pasto y quién se queda con la leche en este universo de granjas.

Lejos de ser una invención de teorías conspiranoicas, el “orden mundial” es simplemente la forma en que, a lo largo de la historia, distintos grupos han decidido quién come qué y cuándo. Es como si, en cada época, una granja en particular se ganara el derecho a marcar las reglas, y todas las demás granjas tuvieran que seguir su ejemplo.

En este Blog, vamos a explorar esa idea: desde los días en que las grandes granjas romanas, con sus vacas emperatrices, se pavoneaban por el corral, hasta el tiempo en que el feudalismo se instaló y los señores del establo decidían quién tenía acceso al pasto más verde. Vamos a desmitificar el “orden mundial” y a entender que, al final, todo se reduce a quién tiene la granja más poderosa y mejor equipada.

¿Listo para adentrarte en esta historia de granjas y vacas, donde el poder se mide en pasto y leche? ¡Acompáñanos en este viaje por el orden mundial!

La granja de Roma

En ese extenso mundo de granjas, la granja romana era la más imponente y bien organizada de todas. Conocida como el “Imperio Vacuno”, esta granja no se conformaba con gobernar por la fuerza bruta, sino que desarrolló un sistema estructurado para repartir el pasto y la leche.

En la granja romana, las vacas emperatrices no solo llevaban togas y coronas (¡imagínatelas luciendo majestuosas!), sino que también tenían un plan maestro. Estas vacas, al igual que los líderes del Imperio Romano, conquistaban nuevos corrales y construían caminos y acueductos (en nuestro mundo vacuno, eso se traduce en mejores rutas para distribuir el pasto) para mantener el control.

Así, expandían su territorio y aseguraban que cada rincón del corral recibiera su cuota de pasto, mientras imponían leyes que determinaban quién podía pastar donde.

La realidad es que Roma, en su tiempo, no solo se destacó por sus conquistas, sino por organizar un sistema de control de recursos que sentó las bases del orden mundial. En nuestra analogía, el “Imperio Vacuno” encarna ese mismo modelo: unas pocas vacas poderosas deciden el destino de todas las demás, repartiendo el pasto y la leche de forma que beneficie sus propios intereses.

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Esta imagen nos enseña la primera gran lección: el control del pasto (los recursos) y la capacidad de expandirse y organizarse son las claves para establecer un orden. Así es como, desde Roma, se fue forjando el primer gran modelo de cómo se reparte el poder en la granja mundial.

El interludio feudal Pasando de la grandeza del “Imperio Vacuno”, llegamos a la Edad Media, ese periodo en que el feudalismo se instaló a calzón suelto en el corral. En esta etapa, la granja se dividió de otra forma: ya no se trataba solo de conquistar y expandir territorios, sino de organizar un sistema jerarquizado en el que unos pocos señores de la granja decidían quién podía pastar dónde.

Las vacas ya no lucen togas y coronas, sino escudos y espadas –¡sí, vacas medievales!– que se apoderaban de los mejores prados y repartían el pasto entre sus vasallos, esas vacas que, en cambio, no tenían mucho que decir y se conformaban con lo que les tocaba. Este sistema feudal fue tan importante como el de Roma, porque estableció otro modelo de orden mundial: el poder ya no se expandía solo por la conquista, sino por la organización rígida y jerárquica del corral.

En este interludio, la riqueza (la leche) se distribuía según las reglas impuestas por los señores del establo. Y aunque el corral se veía más rústico y lleno de castillos de heno, la idea seguía siendo la misma: unos pocos decidían el destino del pasto para todos. Así, el feudalismo dejó su marca en la forma en que se repartía el poder y los recursos en la granja, sentando las bases para lo que vendría en las épocas modernas.

Puente hacia la era moderna Después de que los señores feudales se pavonearan repartiendo el pasto a su antojo, llegó un temblor en el corral: la Revolución Francesa vacuna. Las vacas están cansadas de ver a los mismos señores con escudos y espadas dictar quién podía pastar en los mejores prados. Estas vacas se levantaron, alzaron sus bocas y dijeron “¡Basta de abusos! Queremos pasto para todos”. Fue una revuelta tan estruendosa que hizo temblar hasta las más viejas torres de heno del establo.

Esta revolución no solo derribó a los viejos patrones, sino que abrió la puerta a un nuevo capítulo en la granja. El estallido de ideas y la lucha por repartir el pasto de forma diferente sembraron la semilla para conflictos mayores. Así, el corral se dividió, y el ambiente se cargó de tensión, preparando el escenario para la Segunda Guerra Mundial y, poco después, para el inicio de la Guerra Fría.

En este nuevo escenario global, las vacas se agruparon en bandos, cada uno con su propia manera de repartir la leche y el pasto, dando inicio a una rivalidad que definiría el rumbo del corral durante décadas.

Este puente revolucionario nos lleva desde la agitación de un corral que se rehusaba a aceptar el orden antiguo, hasta el umbral de un mundo polarizado por conflictos globales. Con la revolución y las guerras, el corral se transforma en un campo de batalla donde las reglas del juego se reescriben, y el reparto del pasto se convierte en el epicentro de un enfrentamiento que aún resuena en nuestro presente.

Así, nuestro paseo por el corral de la historia nos ha revelado un panorama digno de epopeya: desde el reinado absoluto de las vacas imperiales romanas, pasando por el estruendo de señores feudales con escudos y espadas, hasta el rugido revolucionario que hizo temblar hasta el último rincón del establo. Cada etapa fue un capítulo en la interminable batalla por el mejor pasto y la leche más rica, definiendo el “orden mundial” a su manera.

Pero ¿acaso crees que la historia se quedó ahí? El corral se caldeó tanto con estos episodios épicos, que se prepara para un enfrentamiento aún más electrizante. Un mundo en el que el corral se fractura en dos bandos antagónicos, donde unos prometen pasto sin límites y otros, una distribución igualitaria, aunque con menos chispa. ¿Te intriga saber cómo se encendió esa rivalidad entre Capitalismo y Comunismo?

Este misterio nos arrastra a un nuevo y vibrante capítulo, donde la lucha por el pasto y la leche alcanza niveles insospechados. Mantén tu curiosidad alerta, porque el festín continúa y el próximo episodio del “Orden MUUUUUNDIAL” te espera para desvelar cómo se encendió la gran batalla que cambió para siempre el corral global. ¡Prepárate para sumergirte en la siguiente aventura!

Escrito por Juan Pablo Santamaría, coordinador carrera de Derecho, Sede Quito. Universidad Indoamérica.

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