“Los Idus de Marzo”: sobre el fin de Julio César

¡Si te gustan las series sobre la antigua Roma, esta reseña es para ti! Fernando Endara, docente de la Universidad Indoamérica, nos cuenta sus valoraciones sobre el libro “Los Idus de marzo” de Valerio Massimo Manfredi.

15 de marzo, Idus de marzo o Idus Martinae. Para los romanos, los Idus eran días de buenos augurios. Marzo, era el mes consagrado a Marte, y según el calendario antiguo -antes del calendario Juliano-, era el primer mes del año, siendo los Idus de Marzo, los días de la primera luna llena del año. Aunque en la antigua Roma, esta fecha era acogida como celebración civil y religiosa, en la actualidad, se conoce mejor como el día del asesinato de Julio César.

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En efecto, fue el 15 de marzo del 44 a.C. cuando se puso en marcha la conjura que terminó con la vida del tirano/cónsul y que devino en la transición de la república a la monarquía. La etapa previa y las consecuencias del magnicidio fueron mitificadas por la literatura y el cine desde las Vidas Paralelas de Plutarco -entretenidísimo parangón de valores morales entre Alejandro y Cesar-, pasando por Shakespeare, hasta las producciones audiovisuales de nuestros días; como la primera temporada de Roma, serie que da cuenta del ascenso y caída de César, producida y trasmitida por a la cadena televisiva HBO.

Entre estas reconstrucciones literarias y cinematográficas, destaca la novela de Valerio Massimo Manfredi, “Los Idus de marzo” publicada por Editorial Mondadori en 2007. Manfredi es un arqueólogo, investigador y escritor conocido por sus trabajos sobre el mundo antiguo. Es licenciado en letras clásicas y se especializa en topografía del mundo antiguo, impartió clases en Chicago, Venecia, Milán y la Sorbona, dirigió una serie de expediciones científicas y excavaciones arqueológicas, a la par que publicó ensayos, textos de difusión, artículos científicos y ficción histórica. Sus novelas abarcan rutas, personajes y anécdotas del mediterráneo antiguo, siendo su trilogía sobre Alejandro, Alexandros, su obra más conocida.

En “Los Idus de Marzo”, Manfredi reconstruye un acontecimiento archiconocido, desde la ficcionalización de los hechos históricos. Para ello, combina la investigación arqueológica e historiográfica, con la creación de personajes y situaciones imaginarias. La novela se desarrolla en los 8 días previos a los Idus, es decir al homicidio de César, siendo una “Crónica de Muerte Anunciada”.

La novela se mueve en dos ejes. Por una parte, se retratan los entresijos políticos de los partidarios y de los opositores, de los amigos y enemigos del César. Se discuten los motivos detrás de la conjura, los sucesos que llevaron a la traición, las facciones políticas, los ideales, las alianzas y secretos del tejido social republicano y de las luchas por el poder.

Por otro lado, se movilizan una serie de personajes encargados de pregonar, impedir o propiciar el complot, a través de los distintos parajes de las vías romanas, siguiendo itinerarios con diversos pasajes: Módena, Hispania, los Apeninos, los ríos Arno, Tíber y Rena, los templos de Venus Genitrix, de Saturno, de Portuno, de Jupiter, de Saturno, así como las vías Sacra, Emilia, Cassia, Flaminia, entre otros.

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La obra, dividida en 21 capítulos es irregular. La narrativa abre dos líneas geográficas: en Roma los ayudantes de César y los conjurados intentarán llevar a cabo sus planes, mientras en las rutas de la república, los legionarios se enfrentarán a los espías en una carrera contra el reloj perdida. Aunque Manfredi consigue una ambientación histórica excepcional, e intenta mantener el clima de intriga; sufre una grave falencia: sus personajes imaginarios, es decir los añadidos, a los personajes históricos, son casi planos, caricaturas con poca incidencia. Por tanto, la calidad de la novela es variable.

Crece en demasía cuando sigue a César, Antonio, Cicerón, Bruto o Casio, pero merma su calidad cuando aparecen Nébula o Mustela cabalgando a toda prisa para impedir/propiciar la conspiración. Posiblemente, el conocer el desenlace de la historia les resta interés a las historias secundarias de Silvio, mano derecha del César que buscaba información sobre el clima de tensión que se sentía; y de Publio Sexto, el báculo, que, sabedor de la conjura, intentó sin éxito poner en aviso a César, enfrentando difíciles situaciones en el trayecto desde Hispania a Roma.

Algunos críticos señalan la importancia de la novela; pues postula una nueva visión sobre el asesinato del César; aunque en mi criterio, aporta poco, más allá de la descripción de la intriga política y la lucha por el poder. Me centraré, por tanto, en varios detalles que considero valiosos, más allá de las críticas que se puedan hacer a la novela.

Entre las virtudes del texto, se encuentra la prosopografía y la etopeya de César quien, aunque en excelente forma física, se encontraba cansado y algo confundido a sus 56 años, sin saber bien como maniobrar.

La guerra contra los partos era su tabla de salvación, puesto que muchos patricios lo consideraban un tirano que había usurpado el poder restringiendo las libertades civiles. El pueblo, por otro lado, lo consideraba un padre y protector, pues había instituido medidas para beneficiar a los plebeyos en detrimento de la riqueza de los nobles, lo que, por supuesto, le valió el desprecio de los poderosos; muchos de los cuales se abrigaron en la bandera de la tiranía, para oponérsele abiertamente.

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Otro acierto de la novela es el gran elenco de aspectos culturales y sociales que se tocan en sus páginas. Entre ellos se destacan la avaricia y la importancia de los augurios y supersticiones. Avariciosos son casi todos y cada uno de los personajes, los espías, de uno y otro bando sobornan a diestra y siniestra, mientras Antonio, a puertas de la traición, buscaba estrategias para usurpar el vacío de poder.

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Con respecto a los augurios, Manfredi incluye la referencia a Plutarco, y el vaticinio de Espurina, augur etrusco que profetizó: “guárdate de los Idus de Marzo”, y de Calpurnia, que tuvo pesadillas la noche anterior sobre la muerte de su esposo. En realidad, las conexiones con los pasajes de Plutarco son amplias; y aunque en ocasiones, Manfredi agregue detalles ficcionales, como la advertencia de Servilia, su lectura no resulta tan estimulante como las Vidas Paralelas.

No quiero penetrar más en los desencantos de la novela, nada más valga decir que, a pesar de sus elementos destacados, es una novela prescindible y que queda a deber. Unos acontecimientos como la conjura y la muerte de Julio César necesitan un mejor y más profundo tratamiento literario, como lo hicieron Plutarco o Shakespeare.

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El cine lo ha hecho mejor, incluso películas como Cleopatra de 1963 con Elizabeth Taylor en el protagónico, y que toca de refilón la muerte de César, conocida por su fracaso en la taquilla y con la crítica, lo hace mejor que la novela.


En definitiva, un libro poco recomendable para una fecha insigne para el recuerdo. Que las Idus de Marzo nos permitan recordar a un personaje insigne en la historia occidental a través de la novela histórica, escenario ideal para el disfrute y el aprendizaje. Me quedo con las últimas líneas del epílogo del libro:

La Historia, en efecto, ha estado siempre motivada más por pasiones como el odio, el amor,
la avidez, la voluntad de poder, las frustraciones y las desilusiones, la sed de venganza, el
fanatismo que, por la reflexión racional, la meditación filosófica o las consideraciones de carácter ético”

Valerio Massimo Manfredi


Escrito por Fernando Endara.
Docente de Lenguaje y Comunicación, Universidad Indoamérica. Instagram: @fer_libros.

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