Desde la implementación de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) en 2010, las universidades ecuatorianas han estado sometidas a procesos constantes de evaluación y acreditación para asegurar la calidad académica. Conoce aquí las condiciones laborales de los docentes universitarios en Quito y cómo el estrés, la ansiedad y la depresión los afectan.
Las Instituciones de Educación Superior (IES), tanto públicas como privadas, deben presentar anualmente al Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior evidencias que demuestren la calidad de la formación profesional en las funciones de docencia, investigación y vinculación con la sociedad. La LOES permite que el personal académico combine la cátedra, la investigación y las actividades de gestión siempre que el horario lo permita.
Uno de los principales desafíos que enfrentan los docentes universitarios es la gestión de su tiempo, pues deben cumplir con múltiples actividades académicas, administrativas y de vinculación sin sobrepasar las 40 horas semanales establecidas por la legislación ecuatoriana.
A esta carga laboral, se suma la necesidad de capacitación constante en metodologías emergentes, como la didáctica virtual, el e-learning y el uso de inteligencia artificial. Estas demandas requieren que los profesores se mantengan actualizados para adaptarse a nuevas formas de aprendizaje y conectar con las generaciones actuales que se desenvuelven mejor en entornos transmedia.
Sin embargo, a pesar de estas exigencias, las políticas institucionales no siempre contemplan las consecuencias psicológicas del alto nivel de demanda laboral que afecta el bienestar físico y psicológico de los docentes.
Aunque algunas universidades tienen programas de salud ocupacional, estos no abordan de manera específica los efectos negativos que las responsabilidades múltiples pueden tener en el personal académico.
Los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo son condiciones que pueden causar consecuencias negativas para la salud de los trabajadores, afectando su bienestar físico, psicológico y social. Tres riesgos psicosociales principales se destacan: estrés, ansiedad y depresión.
El estrés puede manifestarse en tres formas: estrés agudo (leve y tratable), estrés agudo episódico (más intenso, con síntomas como dolores de cabeza y problemas cardiovasculares), y estrés crónico (que puede durar años y tener efectos severos como violencia o suicidio).
En cuanto a la ansiedad, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la considera como un conjunto de creencias y pensamientos negativos que se interconectan con las emociones y las respuestas fisiológicas, a tal grado que provocan un malestar general en la persona que la presenta.
La depresión, por ejemplo, es una enfermedad que implica cambios negativos en el comportamiento, pensamiento y estado de ánimo de la persona, y puede variar desde episodios leves hasta trastornos graves. La Organización Mundial de la Salud considera la depresión como un problema de salud serio, especialmente cuando su duración es prolongada y su intensidad es de moderada a grave.
En el contexto ecuatoriano, algunos estudios muestran que la sobrecarga laboral en los docentes universitarios aumenta la probabilidad de estos riesgos, aunque no siempre afecta significativamente su desempeño docente. Sin embargo, la alta exigencia laboral puede predisponer a los profesores a experimentar estrés, ansiedad y depresión.
Para abordar estos problemas, es crucial desarrollar estrategias de afrontamiento dentro de las políticas institucionales de las universidades. Además, es importante que los docentes puedan identificar los síntomas de estos riesgos psicosociales en su trabajo diario.
La investigación se planteó tres preguntas: ¿cuáles son las funciones laborales más comunes entre los docentes universitarios de Quito?, ¿cuáles son los niveles de depresión, ansiedad y estrés presentes en estos docentes? Y ¿qué relación existe entre los riesgos psicosociales y los datos sociodemográficos como sexo, edad y experiencia? La metodología empleada en el estudio es cuantitativa, con un enfoque descriptivo-correlacional. Se utilizó la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21) para evaluar estos riesgos en 162 docentes universitarios de Quito.
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Los resultados indican que la mayoría de los docentes articulan sus funciones entre docencia, investigación y gestión administrativa. Aunque el 85,2% de los participantes está conforme con su actividad docente, un porcentaje significativo experimenta algún nivel de depresión (85.2% leve), ansiedad (74.2% leve), y estrés (85.2% leve).
El estudio encontró correlaciones significativas entre las variables sociodemográficas y los riesgos psicosociales. Por ejemplo, los hombres presentaron mayores niveles de ansiedad y depresión en comparación con las mujeres. Además, se observó que los docentes de mayor edad tienden a experimentar mayores niveles de estrés, aunque menos niveles de depresión.
Asimismo, se identificó que, a mayor cantidad de funciones desempeñadas, mayor es la probabilidad de presentar estrés. Finalmente, se observó que las pausas activas, como caminar o realizar estiramientos, están inversamente relacionadas con la presencia de ansiedad y estrés.
En conclusión, la investigación destaca la necesidad de una mayor atención a los riesgos psicosociales en el entorno universitario ecuatoriano. Las políticas deben incorporar estrategias para mitigar los efectos del estrés, la ansiedad y la depresión en los docentes, promoviendo pausas activas y una mejor gestión de las cargas laborales. Esto es crucial para garantizar el bienestar del personal académico y, por ende, la calidad de la educación superior en el país.
Encuentra la investigación completa aquí
Escrito por Jonathan Jirón, docente investigador Carrera de Psicología de la Universidad Indoamérica.